domingo, 23 de agosto de 2015

MIS HIJOS TIENEN DERECHO A ABURRIRSE



 



 

Este verano hemos establecido una norma en casa: hay una serie de horas  en las que no se enciende ningún tipo de aparato con pantallita.  Esto significa que los niños en esas horas no ven tele, no usan ordenador, tableta, smartphone ni play.


No habían pasado 30 minutos del establecimiento de esta norma cuando apareció en el salón una nota a modo de pancarta que rezaba así: "MALDITOS ORARIOS". La falta de H me hizo sospechar que la autora de la misma era Estelita, que, muy consecuentemente con sus intereses, se rebelaba ante tremenda injusticia.  Sin embargo, 15 minutos después,  ella y su hermana jugaban muertas de risa en el salón con una casita de tela que hacía siglos no utilizaban.

Uso de las nuevas tecnologías con los pequeños es hoy tema candente de estudio, y todo el mundo tiene una opinión, tanto en casa como en la escuela. El hecho de que sea algo con lo que nosotros no crecimos, hace que nos preguntemos: ¿cómo actuar?, ¿no es verdad que ya que el mundo de hoy está digitalizado, deberían familiarizarse con ellas desde la más tierna infancia? Particularmente defiendo que familiarizarse sí, por qué no, pero que de ahí a que sean el único medio en que se mueven la mayor parte del tiempo, como pez en el agua de la pecera, va un trecho.

Nuestro cerebro es tremendamente flexible pero además se rige por una ley no escrita que hace que lo que nos resulta más fácil es lo que más fácilmente repetiremos. En una palabra, si no sometemos a nuestro cerebro a una disciplina, se dejará vencer por lo mismo que nos dejamos vencer nosotros: pereza.

Las habilidades que adquirimos en los primeros años son herramientas que nos servirán para desenvolvernos el resto de nuestra vida. La infancia es como un mercado en el que durante unos años nos abasteceremos de competencias, que cargaremos en nuestra mochila personal, y que usaremos después el resto de nuestra vida. Las nuevas tecnologías en general, internet en particular, facilitan tanto el procesamiento de información, ahorran tanto esfuerzo al cerebro,  que hacen que éste se acomode y no tenga que exprimirse a la hora de buscar y analizar información, concentrarse, focalizar atención, generar ideas o ser creativo. Consecuencia: la competencia disminuye.

Internet se ha convertido en un enorme y variado escaparate cuyos creadores compiten por la imagen más llamativa, el sonido más  atrayente, el titular más destacado, la píldora de información más concentrada en el mínimo espacio posible. Así, cada vez que nos conectamos, saturamos de estimulación a nuestras neuronas sin necesidad de ponerlas a trabajar. ¿Consecuencia inmediata? Acceder a Internet  es muy divertido y no nos deja aburrirnos. ¿Consecuencia a medio/largo plazo? No trabajamos, ante la enorme oferta de estimulos perdemos la necesidad de buscar estimulos, y con ello la capacidad de concentrarnos, de inventar, de imaginar, nos atrofiamos. Además, estamos rodeados de información abundante pero superficial, y nuestras neuronas se acostumbran a trabajar con este material superfluo, no permitiendo el desarrollo del arte de profundizar en lo aprendido. Accedemos a tanta información sesgada al mismo tiempo que no nos da tiempo a evaluarla ni a pensar sobre ella.

Esto nos está ocurriendo a nosotros, adultos, y en mayor o menor medida nos vamos dando cuenta de ello. Pero nosotros tuvimos la oportunidad cuando eramos  pequeños de aburrirnos y tener que sacar al cerebro a pensar para autoabastecernos de esa estimulación. ¿Y cómo lo hacíamos?  Pues por poner algunos ejemplo, leíamos  (y nos gustaba o apasionaba según el caso), inventábamos juegos con los amigos, espiábamos a los padres, construíamos casas con paraguas, escribíamos cuentos...

Los niños que nacieron hace pocos años tienen a mano 24 horas al día este invento que es internet. Un entretenimiento rápido y fácil al que es tentador sucumbir y que colma nuestra necesidad de estímulos,  haciendo sumamente difícil que se vean en la necesidad de buscar otra cosa.

Entonces, ¿no podemos aprovechar los beneficios de las nuevas tecnologías con los niños? La respuesta es sí:

Podemos enseñarles a buscar información e investigar en Internet; a discernir entre lo que es una fuente fiable y contrastada  y lo que no;  la importancia de leer determinados artículos completos y no sólo  el título, a contrastar hipótesis y teorías; podemos apuntarles a cursos de mecanografía o programación informática. En definitiva, podemos hacer de Internet una herramienta útil y no un engañabobos.

Internet es la mayor biblioteca, videoteca y fototeca del mundo y esto supone que es un recurso inestimable, pero nuestro cerebro no ha tenido tiempo de evolucionar al ritmo de tal cúmulo de información. Si se le da mucha información rápida a la vez, podrá  captarla superficialmente, pero no procesarla profundamente. Por eso, para poder PENSAR con mayúsculas, tiene que seguir manejando estimulos al modo tradicional. Y tiene que tener necesidad de buscar estímulos, no vivir en permanente estado de saturación.

Para poder pensar, mis hijos tienen derecho a aburrirse, como lo tuve yo. Y no les privaré de este derecho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario